Los microorganismos del intestino desempeñan un papel clave en el proceso de digestión, contribuyen al buen funcionamiento del sistema inmunológico y protegen contra muchas enfermedades graves.
Últimamente escuchamos cada vez más sobre los beneficios de desarrollar y mantener un microbioma saludable. Pero ¿qué significa exactamente este término? Bueno, hay más de 100 mil millones de microorganismos (bacterias, virus, hongos) en el tracto intestinal, denominados colectivamente microbioma intestinal. Los microorganismos están formados por células y las células contienen ADN, una parte específica del cual es un gen. El conjunto genético de células de microorganismos se llama microbioma.
Las bacterias que viven en los intestinos desempeñan un papel importante en el proceso de digestión. En la etapa inicial del proceso, varias enzimas descomponen los nutrientes dados, pero la fibra que ingresa al tracto intestinal en realidad se digiere con la ayuda del microbioma.
Durante la digestión, los microbios normalmente seleccionan subproductos que no pueden procesar. Salud de los hombres. Estos subproductos a menudo pueden producir gases o causar otros problemas.
Eje intestino-cerebro
Existe una estrecha interacción e intercambio de información entre el intestino y el cerebro; esto se denomina eje intestino-cerebro. El componente más importante de la comunicación entre el intestino y el cerebro es el sistema nervioso. Por ejemplo, si sientes “mariposas” en el estómago, suele ser porque estás estresado. Por supuesto, la relación es bilateral: los microbios del estómago también pueden enviar ciertas señales al cerebro, que pueden desencadenar diferentes emociones.
Ayuda para el sistema inmunológico
Cuando los microbios en el tracto digestivo producen compuestos similares a los ácidos grasos de cadena corta (AGCC), en realidad fortalecen las capas de músculos y tejidos que brindan protección contra las infecciones. A medida que el sistema inmunológico interactúa con los microbios, aprende a lidiar con los «invasores» que amenazan la salud del cuerpo.
El papel de la nutrición.
La composición del microbioma está influenciada por muchos factores (características genéticas, condiciones de nacimiento) sobre los que el individuo no tiene influencia. Por otro lado, una dieta adecuada puede contribuir significativamente al desarrollo de un microbioma saludable. El yogur y el chucrut suelen ser alimentos que contienen muchas bacterias vivas que pueden ayudar a restaurar la flora intestinal normal. También tiene un efecto positivo el consumo frecuente de alimentos ricos en fibra (avena, cebada, judías, manzanas, cítricos) y algunas verduras (tomates, cebollas, lechuga).
Sin embargo, se deben evitar los alimentos procesados (contienen muchas grasas saturadas y azúcares añadidos), pero una dieta baja en fibra y el uso excesivo de antibióticos también pueden dañar la flora intestinal. Si se altera el equilibrio y ciertos tipos de bacterias se multiplican a un ritmo alarmante, pueden producirse efectos no deseados en el organismo.
Un microbioma saludable también se ve favorecido por el ejercicio regular, una rutina diaria equilibrada y un sueño nocturno reparador, pero conviene abstenerse del consumo frecuente de alcohol y de un estilo de vida estresante.
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