Índice – Ciencia – Un gran avance en el estudio de los antidepresivos: más sinapsis, menos profundas

Es posible que la depresión haya existido desde la civilización humana, como lo demuestra la descripción que hizo Hipócrates de la melancolía. La desesperación y la tristeza persistente se clasifican como una enfermedad separada desde el siglo XIX, pero no hay que confundirla con la depresión, que es una condición más permanente, más profunda y más grave que puede llevar a sentimientos de desesperación total, hasta el punto de que en el En el peor de los casos puede conducir al suicidio.

Estudio realizado por SOTE de acuerdo a Población aprox. El 10% de las personas sufre depresión mayor al menos una vez en la vida, y la genética también puede explicar esto, ya que estudios con gemelos han revelado que si un hermano sufre depresión, hay un 43% de posibilidades de que el otro también lo esté. En cuanto a los gemelos no idénticos, esta tasa cae al 20 por ciento.

Las experiencias infantiles adversas (frialdad, rechazo, ambiente estricto, estrés) también pueden contribuir al desarrollo posterior de la depresión. ¿Cómo se puede tratar la depresión reconocida? Con medicamentos que afectan a los neurotransmisores del cerebro o con psicoterapia.

¿Podrían ser los cambios químicos los responsables?

Hace más de 50 años se descubrieron los primeros fármacos antidepresivos (es importante aclararlo, porque el ejercicio, el aire libre, el sol y la buena compañía también son buenos para matar la depresión), y desde entonces farmacéuticos y médicos buscan la causa. Su efecto no se desarrolla inmediatamente. Porque incluso los mejores medicamentos tardan semanas en lograr un mejor estado de ánimo, y a medida que la red de desesperación rodea cada vez más a la persona deprimida, las pastillas no funcionan. Por cierto, los medicamentos se basan en el principio de que se reducen ciertas sustancias químicas del cerebro, principalmente dopamina, norepinefrina y/o serotonina. Los medicamentos tienen como objetivo restaurar su cantidad. Pero esta vieja tesis ya ha sido refutada, según la cual los químicos no causan depresión y que la culpa no es de la serotonina, sino del aminoácido triptófano, que desempeña un papel importante en la regulación del sueño.

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La mayoría de los medicamentos pertenecen al grupo de los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), que también tratan los cambios de humor.

Más drogas, más conexiones

En nuevos estudios, se han utilizado imágenes cerebrales para mapear cómo cambian las conexiones dentro del cerebro cuando los miembros de un grupo experimental toman un ISRS para tratar la depresión.

Las pastillas provocan cambios físicos en el cerebro, aumentan la flexibilidad del cerebro y aumentan la densidad de las sinapsis, pero esto lleva tiempo. El estudio que examina esto se presentó en la conferencia de Barcelona del Colegio Europeo de Neuropsicofarmacología. fue presentado Hace unos días. En el estudio realizado por investigadores de las universidades de Copenhague, Innsbruck y Cambridge participaron voluntarios, algunos de los cuales recibieron medicación y otros sólo un placebo.

Los cerebros del grupo de tratamiento fueron escaneados mediante un procedimiento de imágenes en 3D, que reveló que las sinapsis en el cerebro habían cambiado.

Jette Knudsen, profesora del Hospital Universitario de Copenhague, detalló la investigación y dijo que el número de sinapsis en la neocorteza y el hipocampo aumentó gradualmente con el tiempo en quienes tomaban ISRS, en comparación con quienes tomaban un placebo. La neocorteza ocupa aproximadamente la mitad del volumen del cerebro y es una estructura cerebral compleja involucrada en el control de la percepción sensorial, las emociones y la cognición.

El hipocampo juega un papel clave en la memoria y el aprendizaje. Según el profesor Knudsen, la conclusión del estudio es que los fármacos aumentan la densidad de las sinapsis en áreas del cerebro gravemente afectadas por la depresión, y estas conexiones sinápticas pueden desempeñar un papel en la acción de los antidepresivos, pero las sinapsis tardan semanas en recuperarse. . Este descubrimiento podría marcar un hito en el desarrollo de nuevos fármacos.

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